miércoles, 10 de junio de 2015

MODERNISMO EN EUROPA

El modernismo europeo se desarrolló a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. Influenciado por el acontecimiento histórico de la Revolución Francesa en 1789 y la Revolución Industrial.
El modernismo es un movimiento artístico, donde el tema principal fue hacer algo "nuevo" en ese momento. En el caso de la arquitectura, se utilizaron materiales como piedra y hierro forjado,  se construyeron paredes curvas y michas veces con una decoración excesiva.
Modernismo es el término con el que se designa a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo xix y principios del xx, durante el periodo denominado fin de siècle y belle époque. En distintos países recibió diversas denominaciones: Art Nouveau –en Bélgica y Francia–, Jugendstil –en Alemania y países nórdicos–, Sezession –en Austria–, Modern Style –en los países anglosajones–, Nieuwe Kunst –en Países Bajos– y Liberty o Floreale –en Italia–.
Todas estas denominaciones hacen referencia a la intención de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o impresionismo). En la estética nueva que se trató de crear predominaba la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades derivadas de la revolución industrial, como el hierro y el cristal, superando la pobre estética de la arquitectura del hierro de mediados del siglo xix.
Las características que en general permiten reconocer al modernismo son:
·         Inspiración en la naturaleza y el uso profuso de elementos de origen natural pero con preferencia en los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico entrelazándose con el motivo central.
·         Uso de la línea curva y la asimetría; tanto en las plantas y alzados de los edificios como en la decoración.
·         Tendencia a la estilización de los motivos, siendo menos frecuente su representación estrictamente realista.
·         Uso de imágenes femeninas en actitudes delicadas y gráciles, con un aprovechamiento generoso de las ondas en los cabellos y los pliegues de las vestimentas (drapeado).
·         Actitud tendente a la sensualidad y a la complacencia de los sentidos, llegando hasta el erotismo en algunos casos.
·         Libertad en el uso de motivos de tipo exótico, sean éstos de pura fantasía o con inspiración en distintas culturas, como por ejemplo el uso de estampas japonesas.
·         Aplicación envolvente del motivo tomando alguna de las características anteriormente mencionadas en contraposición con las características habituales del elemento a decorar. El elemento destacado de tipo orgánico envuelve o se une con el elemento que decora.
El modernismo se extendió de manera muy profusa en las artes gráficas, tanto en la ilustración de libros y revistas (incluyendo la encuadernación, las cubiertas y los ex-libris) como en el cartelismo (carteles, pósters o affiches publicitarios) y todo tipo de soportes: postales, paneles decorativos, papel pintado, estampados textiles, etc.; así como en el diseño de tipos de imprenta.
Muy influyente e imitado fue el checo Alfons Mucha. La aceptación de sus diseños, hechos con exquisita delicadeza y que incluían en su gran mayoría la figura femenina como motivo central le ganó trabajos a nivel internacional, produciendo también la clave ganadora de un estilo artístico comercial a imitar por los ilustradores de la época.


La recompensa de la bailarina (ilustración para la Salomé de Oscar Wilde), de Aubrey Beardsley, 1894.

En contraposición tanto al academicismo como al impresionismo, se abandonan los temas cotidianos por los contenidos simbólicos y conceptuales (un movimiento simultáneo, postimpresionista, se denomina simbolismo), entre los que destaca la mujer, con un tratamiento erótico que llega hasta la perversión (un movimiento simultáneo, muy relacionado, se denomina decadentismo -Félicien Rops, Gustave Moreau, Odilon Redon-). Técnicamente se insiste en la pureza de la línea (lo que le da un carácter bidimensional) y la expresividad del dibujo (se ha considerado precedente del expresionismo posterior), ambas cosas ya presentes en autores postimpresionistas, especialmente en Toulouse-Lautrec. Las formas orgánicas, especialmente vegetales curvilíneos y espirales (flores, hojas, tallos retorcidos), que rellenan todo el espacio (horror vacui, a veces llegando a la teselación) ya presentes en movimientos ingleses anteriores (prerrafaelismo y arts and crafts), se convierten en un leit motiv paralelo a las formas decorativas de las artes gráficas, con las que están estrechamente identificadas, así como con el cartelismo y la reproducción litográfica. Los formatos preferidos son los alargados y apaisados.


Cartel de Sarah Bernhardt en Gismonda, de Alfons Mucha.

El modernismo es un arte burgués, muy caro, que intenta integrar en la arquitectura todo el arte y todas las artes. Es una corriente esencialmente decorativa, aunque posee soluciones arquitectónicas originales. Se desarrolla entre los siglos xix y xx.
Este movimiento utiliza las soluciones que la revolución del hierro y del cristal aportan a la arquitectura, aunque se sirve de la industria para la decoración de interiores y las forjas de las rejerías, etc.. Sus formas son blandas y redondeadas, aunque no es esto lo único característico del modernismo sino la profusión de motivos decorativos. La influencia del modernismo arquitectónico se deja sentir aún en la arquitectura actual.
El modernismo arquitectónico nace en Bélgica (donde se le dará el nombre de art nouveau) con la obra de Goh Ver Wayans y Victor Horta. La ondulación de los tejados y fachadas, la aplicación de materiales como el hierro forjado, los motivos de vegetación natural y el cuidado diseño de la decoración y de cada elemento arquitectónico y de mobiliario del interior son características de sus obras: de Van de Velde la casa Bloemenwerf;42 y de Horta los kioscos y bocas de metro, la escalera de la calle Paul-Emile Janson y el Hotel Solvay (especialmente su característico interior de diseño muy recargado, con lámparas, papel pintado, vidrieras, etc.), el Hotel Tassel, la Casa del Pueblo43 y el Palacio de Bellas Artes; todo ello en Bruselas, y el Gran Bazar de Fráncfort.


Escalera del Hotel Tassel, Bruselas, de Victor Horta.




Fachada de la casa Batlló, Barcelona, de Antonio Gaudí.

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