El modernismo europeo se desarrolló a finales del siglo XIX
y a principios del siglo XX. Influenciado por el acontecimiento histórico de la
Revolución Francesa en 1789 y la Revolución Industrial.
El modernismo es un movimiento artístico, donde el tema
principal fue hacer algo "nuevo" en ese momento. En el caso de la
arquitectura, se utilizaron materiales como piedra y hierro forjado, se construyeron paredes curvas y michas veces
con una decoración excesiva.
Modernismo es el término con el que se designa a una
corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo xix y
principios del xx, durante el periodo denominado fin de siècle y belle époque.
En distintos países recibió diversas denominaciones: Art Nouveau –en Bélgica y
Francia–, Jugendstil –en Alemania y países nórdicos–, Sezession –en Austria–,
Modern Style –en los países anglosajones–, Nieuwe Kunst –en Países Bajos– y
Liberty o Floreale –en Italia–.
Todas estas denominaciones hacen referencia a la intención
de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno, que representara una ruptura
con los estilos dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el
historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o
impresionismo). En la estética nueva que se trató de crear predominaba la
inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades derivadas
de la revolución industrial, como el hierro y el cristal, superando la pobre
estética de la arquitectura del hierro de mediados del siglo xix.
Las características que en general permiten reconocer al
modernismo son:
·
Inspiración en la naturaleza y el uso profuso de
elementos de origen natural pero con preferencia en los vegetales y las formas
redondeadas de tipo orgánico entrelazándose con el motivo central.
·
Uso de la línea curva y la asimetría; tanto en
las plantas y alzados de los edificios como en la decoración.
·
Tendencia a la estilización de los motivos,
siendo menos frecuente su representación estrictamente realista.
·
Uso de imágenes femeninas en actitudes delicadas
y gráciles, con un aprovechamiento generoso de las ondas en los cabellos y los
pliegues de las vestimentas (drapeado).
·
Actitud tendente a la sensualidad y a la
complacencia de los sentidos, llegando hasta el erotismo en algunos casos.
·
Libertad en el uso de motivos de tipo exótico,
sean éstos de pura fantasía o con inspiración en distintas culturas, como por
ejemplo el uso de estampas japonesas.
·
Aplicación envolvente del motivo tomando alguna
de las características anteriormente mencionadas en contraposición con las
características habituales del elemento a decorar. El elemento destacado de
tipo orgánico envuelve o se une con el elemento que decora.
El modernismo se extendió de manera muy profusa en las artes
gráficas, tanto en la ilustración de libros y revistas (incluyendo la
encuadernación, las cubiertas y los ex-libris) como en el cartelismo (carteles,
pósters o affiches publicitarios) y todo tipo de soportes: postales, paneles
decorativos, papel pintado, estampados textiles, etc.; así como en el diseño de
tipos de imprenta.
Muy influyente e imitado fue el checo Alfons Mucha. La
aceptación de sus diseños, hechos con exquisita delicadeza y que incluían en su
gran mayoría la figura femenina como motivo central le ganó trabajos a nivel
internacional, produciendo también la clave ganadora de un estilo artístico
comercial a imitar por los ilustradores de la época.
La recompensa de la
bailarina (ilustración para la Salomé de Oscar Wilde), de Aubrey Beardsley,
1894.
En contraposición tanto al academicismo como al
impresionismo, se abandonan los temas cotidianos por los contenidos simbólicos
y conceptuales (un movimiento simultáneo, postimpresionista, se denomina
simbolismo), entre los que destaca la mujer, con un tratamiento erótico que
llega hasta la perversión (un movimiento simultáneo, muy relacionado, se
denomina decadentismo -Félicien Rops, Gustave Moreau, Odilon Redon-).
Técnicamente se insiste en la pureza de la línea (lo que le da un carácter
bidimensional) y la expresividad del dibujo (se ha considerado precedente del
expresionismo posterior), ambas cosas ya presentes en autores
postimpresionistas, especialmente en Toulouse-Lautrec. Las formas orgánicas,
especialmente vegetales curvilíneos y espirales (flores, hojas, tallos
retorcidos), que rellenan todo el espacio (horror vacui, a veces llegando a la
teselación) ya presentes en movimientos ingleses anteriores (prerrafaelismo y
arts and crafts), se convierten en un leit motiv paralelo a las formas
decorativas de las artes gráficas, con las que están estrechamente
identificadas, así como con el cartelismo y la reproducción litográfica. Los
formatos preferidos son los alargados y apaisados.
Cartel de Sarah
Bernhardt en Gismonda, de Alfons Mucha.
El modernismo es un arte burgués, muy caro, que intenta
integrar en la arquitectura todo el arte y todas las artes. Es una corriente
esencialmente decorativa, aunque posee soluciones arquitectónicas originales.
Se desarrolla entre los siglos xix y xx.
Este movimiento utiliza las soluciones que la revolución del
hierro y del cristal aportan a la arquitectura, aunque se sirve de la industria
para la decoración de interiores y las forjas de las rejerías, etc.. Sus formas
son blandas y redondeadas, aunque no es esto lo único característico del
modernismo sino la profusión de motivos decorativos. La influencia del
modernismo arquitectónico se deja sentir aún en la arquitectura actual.
El modernismo arquitectónico nace en Bélgica (donde se le
dará el nombre de art nouveau) con la obra de Goh Ver Wayans y Victor Horta. La
ondulación de los tejados y fachadas, la aplicación de materiales como el
hierro forjado, los motivos de vegetación natural y el cuidado diseño de la
decoración y de cada elemento arquitectónico y de mobiliario del interior son
características de sus obras: de Van de Velde la casa Bloemenwerf;42 y de Horta
los kioscos y bocas de metro, la escalera de la calle Paul-Emile Janson y el
Hotel Solvay (especialmente su característico interior de diseño muy recargado,
con lámparas, papel pintado, vidrieras, etc.), el Hotel Tassel, la Casa del
Pueblo43 y el Palacio de Bellas Artes; todo ello en Bruselas, y el Gran Bazar
de Fráncfort.
Escalera del Hotel
Tassel, Bruselas, de Victor Horta.
Fachada de la casa
Batlló, Barcelona, de Antonio Gaudí.
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