viernes, 17 de abril de 2015

Pintura



Leonardo Da Vinci
Biografía:
Nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo de una campesina, Caterina y de Ser Piero rico notario florentino.
Su padre se casó cuatro veces, tuvo once hijos. Pero por los constantes problemas con sus otros hermanos Leonardo se crió como hijo único. Su enorme curiosidad se manifestó tempranamente, dibujando animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó con él por sorpresa.
En 1517 su salud comenzó a desmejorar. Su brazo derecho quedó paralizado; pero con su incansable mano izquierda Leonardo aún hizo bocetos de proyectos urbanísticos, de drenajes de ríos y hasta decorados para las fiestas palaciegas. Su casa de Amboise se convirtió en una especie de museo, plena de papeles y apuntes conteniendo las ideas de este hombre excepcional, muchas de las cuales deberían esperar siglos para demostrar su factibilidad e incluso su necesidad; llegó incluso, en esta época, a concebir la idea de hacer casas prefabricadas. Sólo por las tres telas que eligió para que lo acompañasen en su última etapa, la Gioconda, el San Juan y Santa Ana, la Virgen y el Niño, puede decirse que Leonardo poseía entonces uno de los grandes tesoros de su tiempo. Muere el 2 de mayo de 1519 en Cloux.

El hombre de Vitruvio
Dibujo  realizado en el año 1490 con lápiz y tinta, posee unas dimensiones de 343x245 mm y se encuentra en la actualidad en la Galerie dell'Academia de Venecia.
Leonardo da Vinci se basó para realizar su dibujo en un texto del arquitecto romano Octavio Augusto, Marco Vitruvio Polion (s. I a. C.). En el texto, Vitruvio menciona diversas proporciones presentes en el cuerpo humano, posiblemente basadas en cánones griegos. Leonardo da Vinci  usó las proporciones de Vitrubio, a las que hizo algunos añadidos y correcciones, para dibujar su Hombre de Vitruvio.
Bibliografía:
http://centros.edu.xunta.es /cuadmat/indhv.htm

Miguel Ángel
Biografía:
Escultor, pintor y arquitecto italiano. Se considera a Miguel Ángel como la gran figura del Renacimiento italiano. Durante los setenta años que duró su carrera, Miguel Ángel cultivó por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas. En sus obras era claro el afecto por expresar el vigor físico, la intensidad emocional y el entusiasmo creativo, verdaderas constantes en las obras de este creador que les confieren su grandeza y su personalidad inimitable. Sus primeros pasos los dio haciendo copias de frescos de Giotto o de Masaccio que le sirvieron para definir su estilo. 
 

Adán
En el año de 1508, el artista recibió de Julio II el encargo de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina; en mayo aceptó y concluyó los frescos cuatro años más tarde, tras un solitario y tenaz trabajo. El proyecto del papa era la representación de los doce apóstoles, que Miguel Ángel cambió por uno mucho más amplio y complejo. Ideó una grandiosa estructura arquitectónica pintada, inspirada en la forma real de la bóveda. Al tema bíblico general de la bóveda, Miguel Ángel interpuso una interpretación neoplatónica con la representación de nueve escenas del Génesis, cada una rodeada por cuatro jóvenes desnudos , junto con doce profetas y las sibilas. Un poco más abajo se encuentran los antepasados de Cristo. Todas estas escenas están diferenciadas magistralmente por medio de la imitación de arquitecturas. Estas imágenes se convirtieron en el símbolo mismo del arte del Renacimiento.
Bibliografía:
 
Rafael Zancio
Biografía:
Nace en Urbino en 1483, hijo de un pintor Giovanni de Santi, quien siguió los pasos de su vástago hacia el mundo del arte. Será con el padre con quien inicie Rafael su aprendizaje, ayudándolo en el desarrollo de algunas de las obras que tenía encargadas en Urbino, pasando posteriormente a conocer los rudimentos de la pintura de manos de Timoteo Viti antes de ser enviado a Perugia a formarse en compañía de Pietro Vannucci, más conocido como El Perugino.
Pronto, el discípulo alcanzará al maestro, llegando incluso a ser difícil distinguir lo ejecutado por la mano de cada uno de ellos, como se puede apreciar en algunas obras primerizas como Coronación de la Virgen, en la que Rafael colaboró realizando algunas figuras. Durante toda la etapa inicial de formación del artista va a ser apreciable la influencia del estilo peruginesco en su obra, influencia a la que no se sobrepondrá hasta que no viaje a Florencia, conozca la obra de Leonardo y trabe amistad con diferentes artistas que resultarán del mismo modo influyentes en su pintura como Fra Bartolomeo, surgiendo entonces un Rafael mucho más personal.
Rafael muere en 1520, cuando estaba pintando la que será su última e inconclusa obra, la Transfiguración, dejando tras de sí un buen número de seguidores que tratarán de imitar su estilo en los años venideros.

La Virgen del pez
Rafael representa en esta obra una Sagrada Conversación en la que aparece la Virgen María entronizada con el Niño en brazos, rodeada por San Jerónimo y por el arcángel Rafael presentando a Tobías que sujeta un pez, elemento que da nombre a la obra.

El pez del cuadro hace referencia al capítulo del Libro de Tobías del Antiguo Testamento. Aunque se desconoce la fecha de la ejecución de la obra, se piensa que se realizo en 1513, época en la que Rafael estaba trabajando en las estancias vaticanas, se da un uso expresivo del color y gran sencillez en la composición. El trono de la Virgen, tomado directamente de una escultura antigua de Júpiter conservada en Roma, demuestra el interés de Rafael y sus contemporáneos por la arqueología.
La tabla se pintó para la capilla de Santa Rosalía del Monasterio de San Domenico de Nápoles. A principios del siglo XVII, el duque Medina de las Torres, virrey de Nápoles, logró que los dominicos le cediesen la obra, y se la regaló a Felipe IV. Desde 1645 estuvo en El Escorial, hasta que los franceses se la llevan a París al finalizar la Guerra de la Independencia. En 1818 regresa a El Escorial, ya trasladada a lienzo por el restaurador francés Bonmaison. En 1837 ingresó en el Museo del Prado.
Bibliografía:


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